viernes, 8 de agosto de 2014

Gaza. Dolor infinito

Abstracto.
Atrapar el dolor.
Prescindir de la forma, de lo táctil,
de lo dúctil.
Lo abstracto.
Desglosar la luz, volver a su origen,
irradiarse,
expandirse, regresar al lenguaje de los dioses,
descodificarlo.
Desenvainar mi lengua, eyacular ideas.
Desayunar palabras, eructar poemas.
Redimensionar el tiempo, atraparlo,
Reducirlo a nada,
Expandirlo.
¿Convertir las palabras en piedras?.
¡No!.
En pan, en verbo, en vida.
Deja escapar el pájaro de fuego que yace en tu alma.
Que vuele,
al infinito. Que regrese.
Incólume.
Apresar el dolor, enclaustrarlo.
Apresarlo en barrotes de acero, sentirlo ahí,
muy dentro,
infinitamente.
¿Por qué?...,
¡Claro!..., el placer aburre,
irracionaliza.
¿Te digo algo?
Hay otros dolores que uno no siente.
Abstracto.
¡Oh Gaza!
Hiroshima
Nagasaki
Guernica.
Llegó la hora del dolor
y de la muerte.
De las bombas.
De los mutilados.
De las viudas, de los viudos.
De los huérfanos.
Yo veo,
siento,
cuando estallan las bombas,
La desesperación en los ojos llorosos de
niños azarados.
¡Oh Gaza!.
Llegó la hora del dolor,
y de la muerte.
¡Oh Gaza!.
Hasta cuándo.

Humberto J. Ramos