viernes, 31 de enero de 2020

Ocaso de un joven



Como dardos venenosos que aguijonean el alma.
Hay sucesos en la vida tan dolorosos
que nos arrojan en la puerta
de un abismo absoluto
y nos dejan tristes
muy tristes.
Son laceraciones
que nos calcinan para siempre
hacen cicatrices tan profundas que se van
empozando
una
a
una
en las profundidades del alma.
Son dolorosas como el dolor más grande.
¡MÁS GRANDE!.
¡Hijo!
Cuando la injusticia arrecia
y la conciencia envaina la lengua por temor
por conveniencia
yo atizo los leños en mi corazón
con amor
porque ese día
hablarán las piedras con voz de trueno.
¡Qué dolor!
Mirarte
ahí.
yacente,
cual estatua de bronce.
Yacente.
Ahí donde estas,
se ve en tu rostro de bronce bruñido
el sueño que se prolonga sin término
y la incredulidad
de un destino fatal cuando hiciste el último trance.
¡Oh Dios!
Achica
este dolor
y arrebata de mis labios
este cáliz de amargura.
Por que esta sociedad
se pudre
y nos pudre.
No hay escape.
¿Porqué siempre nos salpica ese fango pegajoso
que nos contamina?.
¿Para qué el sacrificio?
¿Para qué?
Salir de la prisión
y en un acto salvaje
caer en brazos de la muerte.
¡Qué dolor!
Esa noche aciaga
cuando sonó el teléfono
se agolparon en mi mente
potros danzantes
que golpearon
mi pecho
cuando decir.
¡Mataron a tu hijo!
¡Qué dolor!
¿Por qué losperfectosdeciden poner fin a la vida de un joven?.
¿Por qué?.
Ciertamente
ese alienado,
de mala conducta,
sin conciencia,
imprudente,
alocado
producto de esta sociedad,
es mi culpa
es tu culpa
es nuestra culpa
Quién pudiera como Orfeo
descender al Hades
y traerte de vuelta
para caminar contigo
a través del arco iris
y al final,
que se traduce en comienzo
encontraremos la rosa roja impoluta
en el huerto de Edén.
¡Cuanta maldad!
Saciar su sed
de sangre,
todo su odio,
su rencor,
sus frustraciones
sobre ti
para destruirte sin misericordia.
Ahora va a justificar su crimen con cualquier mentira.
Ese joven yacente,
ensangrentado
moribundo.
Es mi Hijo.
Es tu hijo
.Es nuestro hijo.

Humberto J. Ramos