Masturbo
las
palabras,
la
voz
y
el
silencio
a
ver
que
sale.
En
la
noche
moribunda
la
fragancia
de
un
jazmín
excita
mis
sentidos
El
canto
de
una
sirena
me
atormenta
Centellea
el
relámpago
en
la
noche
Ruge
en
mi
corazón
se
ve
la
nave
como
en
sueño
pareciera
que
eternamente
se
va
Naufragaron
los
leños
de
tu
alma,
mojados
no
pueden
encenderse
están
cansados.
Tristes
como
el
mar
en
calma
peinado
por
la
brisa
como
una
espina
que
aguijonea
el
alma
como
una
rosa
de
amor
desesperada
como
un
retaso
de
luz
en
la
mirada
como
un
recuerdo
de
tiempos
idos
en
la
distancia.
Tu
infausto
amanecer
de
mil
estrellas,
es
un
delirio
de
luz
una
locura
Quiero
tener
la
fuerza
del
amanecer
para
morir
como
el
sol
allá
en
el
horizonte
Por
eso
estoy
aquí
sobre
la
misma
piedra
cabizbajo
como
un
hombre
que
ha
perdido
sus
sueños,
cansado,
sin
rumbo
derrotado
al
final
de
la
vida
Sin
mas
recurso
que
la
resignación
¿Porqué
callar?
Si
aquí
en
el
fondo
de
este
corazón
late
la
antorcha
de
una
rosa
impoluta
y
la
angustia
que
queda
por
los
sueños
inconclusos
Yo
me
postro
ante
el
hambre
como
un
ser
agobiado
mis
necesidades
me
ponen
de
rodilla
llegan
días
en
la
vida
que
parecen
oscuros
Como
si
todo
el
camino
recorrido
fuera
en
balde
sin
propósito.
Enderezo
endereza
enderezando
y
la
cara
de
los
hijos
transmutadas
en
roca.
¡Amigo!
En
este
mundo
de
intenso
frío,
el
hielo
esta
congelando
mi
alma
¡Amigo!
¡Estoy
muriendo!
Porque
el
dolor
se
apaga
por
momentos
pero
hay
días
donde
renace
como
un
fénix
de
sus
cenizas
y
nos
estruja
el
alma.
En
esta
copa
de
cristal
que
me
limita
sumergido
en
champaña
oteo
en
la
soledad
de
una
unánime
noche
y
no
logro
ver
la
orilla.
Silencio,
voz
y
fuego.
Humberto J. Ramos
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