Dedicado
a
Luisa
Galantón
¡Malditos!
Los
cincos
que
tienes
en
tu
cuerpo,
están
ahí...
Latentes.
¿Devorarán
tu
carne?.
Hienas
hambrientas
al
acecho
esperan
una
señal
para
mostrar
sus
fauces
sedientas
de
sangre
y
de
carne.
¡Malditos!
Los
cinco
que
tienes
en
tu
cuerpo
no
consiguen
postrarte.
El
que
tienes
en
tu
cabeza
de
pelo
pegón
no
ha
logrado
tu
inconsciencia.
De
rodillas...
¡No
pedirás
clemencia!
.
¡Malditos!
De
los
cinco
que
tienes
en
tu
cuerpo.
Uno
quiere
silenciar
tu
voz.
Pero
tu
voz
es
una
tormenta
en
medio
de
un
desierto
de
arena.
Otro
de
los
malditos
no
quiere
que
evacues
pero
tu
inventas
un
ardid
con
tu
mano
enguantada
y
aflojas
el
guano
para
que
no
te
ahogue.
Aquel,
otro
maldito
yace
dormido
en
medio
de
tu
pecho
como
león
cautivo.
¡Malditos!
Los
cincos
que
tienes
en
tu
cuerpo,
están
ahí...
Latentes.
Al
acecho
Otro
maldito
ha
taponado
tu
conducto
urinario
y
quiere
ahogarte
en
un
mar
de
agua
salada.
Pero
tú
estás
ahí
en
diálisis
calmada
para
luego
volver
a
tu
tesón.
Tus
cosas
del
día
a
día.
¡Nada
te
detiene!.
Humberto J. Ramos
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