Deseo.
Vehemente
deseo
volar
ponerme
las
alas
del
Cóndor
andino
en
los
omóplatos
y
echar
volar.
Volar
por
regiones
fantásticas.
Volar
porque
no
quiero
ver
el
dolor
ni
el
hambre
que
brota
por
los
ojos
de
seres
hambrientos
macilentos
de hambre congénita
y
no
quiero
ver
el
dolor
que
gime
en
cada
rincón
de
África.
El
rostro
del
hambre
es
terrible
es
fea
y
triste.
Humberto J. Ramos
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