Y
quién
no
quisiera
tener
la
eternidad.
¡Vivirla!.
Ver
el
tiempo
detenido
en
nuestra
carne,
que
no
nos
haga
mella.
Tiempo
congelado.
No
como
en
los
relojes
plásticos
de
Salvador
Dalí.
Donde
todas
las
cosas
se
ven
envejecidas.
Un
tiempo
que
delira
en
la
muerte
que
se
queda
sin
alma,
Un
tiempo
que
paso
a
paso
delira,
en
la
muerte
¡Delira!
Como
los
ojos
secos
del
que
ha
sufrido
mucho
y
ya
no
le
quedan
lágrimas
conque
regar
la
angustia
y
el
dolor.
Quién
no
quisiera
tener
la
eternidad.
¡Vivirla!.
Solazarse
en
el
tiempo.
Humberto J. Ramos
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