miércoles, 19 de febrero de 2020

El pordiosero alocado


Vi un ser
Supongo que era un ser,
o lo que queda de él.
Andrajoso.
Destilando mugre por su piel.
Pelo enmarañado.
Pies descalzos, buenos cuando el pavimento
rechina como braza.
Caminaba tendido por la avenida Bermúdez,
rumbo al puente Guzmán Blanco.
Hizo una parada.
Tomó del suelo un esqueleto de arenque ya
pisoteado por los transeúntes.
Lo llevo a su boca.
Lo olió.
Lo saboreó.
Lo masticó.
Lo tragó.
Esbozo una sonrisa.
Emprendió su marcha rumbo al al puente Guzmán Blanco.
Iba muy feliz.
Era la primera comida del día.



Humberto J. Ramos



















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